1º Museo Mauritshuit. 2º Hofvijver (Estanque con isleta de árboles) 3ºy 4º Construcciones modernas. Fotografías JCuenca.
Mauritshuit es un edificio convertido en museo en 1822. Se encuentra situado sobre el Hofvijver cerca del parlamento de los Países Bajos, y tiene una gran colección de pintura. Los cuadros están expuestos en salas de dimensiones adecuadas para disfrutar de las obras. En una de ellas se encuentra La joven de la perla de Johannes Vermeer. El día que fui yo, apenas había gente en el museo. Hice el recorrido viendo a Rembrandt van Rijn, a Jan Steen, a Paulus Potter, a Frans Hals y a otros pintores, no tan conocidos. J. van Huysum, es uno de ellos. Con un oficio que ya se ha perdido, pintó bodegones, donde las uvas tienen una transparencia que deja ver los piñones. En las ciruelas resbalan por su piel gotas de agua, y las mariposas (no me extraña) se posan sobre los melocotones de piel aterciopelada. Si en Cezanne las frutas son geometría, en J.van Huysum son pura sensualidad.
Volví a entrar en la sala de la "Joven" antes de marcharme parar verla otra vez. No había nadie, lo cual hizo preguntarme si hay alguna teoría del desplazamiento de las masas de gente, que hace que verdaderas joyas de la pintura estén solas. Lo celebré contemplando el cuadro, con una mente abierta, como si no supiera nada del mundo, ni de pintura. Supongo que los taoístas y los santos se ponían así, no para ver pintura sino para transcender a la realidad.
Es un cuadro de formato reducido de 46,5 X por 40 cms. No me llevé el metro para comprobarlo pero es importante cuando hablamos de pintura y no estamos delante del cuadro poder imaginarnos sus dimensiones reales (el tamaño importa). Está colgado aproximadamente a la altura de una persona, sin vitrinas ni nada que se le parezca por lo cual tenemos la sensación de contemplar un personaje real que ha vuelto el rostro a nuestra llamada.
El óleo tiene la particularidad con el tiempo de cuartearse formando craqueados para dar trabajo a los restauradores. A modo de pequeñísimas piezas de puzzle configuran el rostro de nuestra joven. El tiempo hace esta aportación de autenticidad en la obra de arte.
Sobre el fondo oscuro destaca la mirada brillante, la boca sensual y húmeda y la famosa perla. Puntos de luz, todo es luz en pintura y la luz es materia. Pinceladas blancas que consiguen este efecto. La mayoría de pintores tienen pasión por la materia por eso las pinturas no son lisas sino que tienen texturas. Pequeños gruesos que dan relieve e intensidad a la superficie. Vermeer a modo de puntillismo colocaba pequeñas pinceladas de materia y además utilizaba pigmentos de calidad, solo hay que ver el azul de este turbante. No se permitía ahorros en pintura. Hay cuadros que tienen trescientos años que parecen recién pintados, mientras muchos de pintura actual que apenas tienen 20 aparentan trescientos. Para estos no habrá restaurador del futuro capaz de salvarlos, ni por supuesto tendrán vida eterna.
Veermer como muchos artistas pasó penurias económicas para mantener a sus numerosos hijos. Tenía que pintar mucho y sin embargo a penas conocemos 35 cuadros suyos por lo que debería tener además otro modo de vida, como nos pasa a muchos.
Hay quien sostiene que este mundo da oportunidades para triunfar, pero Vermeer a pesar de vivir en la Edad de Oro holandesa que se caracterizó como dicen las enciclopedias, por un florecimiento político, económico y cultural, no triunfó, ni pasó desahogos, por lo cual me pregunto ¿A quién le caen los bienes económicos?.
Volviendo a nuestra época hay quien ve el resurgir otra vez de la economía alemana y los rotativos lo anuncian en negrita, pero de verdad ¿los trabajadores alemanes perciben algo de estas bonanzas? Los modelos que yo sigo a pesar de su valía, no triunfaron y probablemente no hubieran triunfado en nuestra época tampoco. A Vermeer lo resucitó, me refiero a su arte, a mediados del XIX un tal William Thoré-Bürger. Sabemos que a Dalí le entusiasmaba y pronunciaba su nombre paladeando las letras y no hace mucho tiempo (2003) se hizo una película basada en el libro de Tracy Chavalier sobre La joven de la perla.
La película estaba protagonizada por Scarlett Johansson y tenía una ambientación excelente si bien la encontré aburridísima, la película no la Scarlett. Es posible que mediante la película muchos descubrieran a Vermeer, pero lo correcto sería que primero fue Vermeer y luego la película.