Algo tan estático como es una pintura, requiere de nuestra mirada y atención para descubrir su estética.
En un primer momento la vemos de una vez, y quizás con eso creemos que tenemos suficiente, en un mundo donde prima la velocidad y las prisas la pintura parece ser un objeto anacrónico, pero lejos de eso, es tu momento presente. Respira, pon atención a tu respiración y a lo que ven tus ojos, colores, manchas, pinceladas, texturas, formas... quizás estaría bien que mientras miras, escucharas una música o un poema. La pintura, la música y la poesía son hermanas. "La poesía es una pintura que se ve" - te suena- sí, Leonardo. Puede que el poema te hable de una temática diferente a lo que estás viendo, o la música con ese ritmo concreto que escuchas, pienses que no se adecua a lo que está delante de ti, pero solo tienes que seguir para ver que se fusionan perfectamente. Es todo lo contrario a comer mientras ves el telediario, los horrores que te acompañan en tus comidas cotidianas pueden tener consecuencias en tu salud física y mental.
Mirar, disfrutar o tratar de entender una pintura es una práctica que puedes llevar a otros ámbitos. Podrás obtener conocimientos diferentes a los que nos divulgan constantemente en los medios. Ellos construyen su realidad basándose en la repetición, y captando al mayor número de individuos. Puede que tú entonces descubras colores ocultos en un paisaje, en el agua o en las nubes y te des cuenta de la textura de la corteza de ese árbol. Son experiencias estéticas de las que podemos disfrutar en cada momento y lo bueno es que este estado de contemplación te llevará a otros. Querrás ampliarlos, querrás saber más de todo...
Por si quieres saber más, uno de los pintores con temas florales y que utiliza la mancha es Maurice De Vlaminck. Sus manchas son flores o sus flores son manchas. En pintura una mancha es parte de esa poesía que se ve.
SUPERPOSICIÓN 2. Acrílico papel. 70x50 cm. Año 2017. JCuenca. |
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